
El responsable del departamento de Derecho Alimentario de Ainia, José María Ferrer, ha valorado el escenario del futuro legislativo en materia de alimentación y bebidas en 2020. Según el director del centro de investigación, “la situación actual ha evolucionado escasamente, en tanto que la mayoría de las normas de calidad pendientes de actualización continúan en la misma tesitura que estaban hace un año, además, la retrospectiva no nos da una imagen muy positiva”.
Para Ainia, en 2020 se prevé una actualización de productos de uso generalizado como el aceites de oliva, aceites vegetales y conservas vegetales como, caldos, consomés, sopas y cremas. Se espera también una renovación en galletas, patatas fritas y snacks.
Según ha destacado Ferrer: “Por su trascendencia, la primera norma de calidad en ser revisada, debería ser la correspondiente al aceite de oliva, de forma que casi cuarenta años después, veamos actualizado el Real Decreto 308/1983 y podamos disponer de una nueva norma de calidad aplicable al aceite de oliva”
Conservas vegetales, elementos clave de la próxima normativa de calidad
Las conservas vegetales también deben ser objeto de revisión durante el próximo año. La actualización legislativa se focalizará en tres aspectos primordiales:
- Simplificación de los productos y formas de presentación.
- Adaptación de los defectos y sus tolerancias al desarrollo tecnológico de los procesos de elaboración.
- Actualización de la información alimentaria facilitada al consumidor
Ainia repasa las materias pendientes de anteriores ejercicios
Respecto a aquellos productos que ya debieron ser actualizados en 2018 y 2019 se encuentran los aceites vegetales, caldos o consomés, entre otros alimentos. Según Ferrer, “estamos ante disposiciones sobre las que estaban previstas su revisión en el ejercicio 2018, de acuerdo con el Plan Normativo que publicó en diciembre de 2017 el Gobierno. Por esta razón, aunque con cierto retraso, es de esperar que se aprueben las nuevas normas de calidad”.
En el ámbito de la Unión Europea la regulación alimentaria se centrará en tres grandes áreas:
- Control oficial. En este punto resaltan las posibles medidas legislativas vinculadas a la lucha contra el fraude alimentario, derivadas de la entrada en vigor del Reglamento 625/2017 que es de aplicación desde el pasado 14 de diciembre de 2019
- La información al consumidor seguirá siendo un eje de la legislación alimentaria y se cuenta con nuevas disposiciones que desarrollará el Reglamento 1169/2011. Un ejemplo se podrá comprobar en una futura regulación sobre el origen de los productos cárnicos, más allá de lo legislado en 2013 y de la aplicación del Reglamento 775/2018, a partir del 1 de abril de 2020.
- Evolución de los parámetros habituales de control como los contaminantes, los límites máximos de residuos de plaguicidas y los controles microbiológicos, entre otros factores.
Otros aspectos a valorar serán los materiales en contacto con los alimentos, tanto en el ámbito nacional y autonómico, en conexión con la Directiva 904/2019 de plásticos de un solo uso. Asimismo, se tendrán en cuenta elementos directamente relacionados con los materiales y las medidas que puedan plantearse para minimizar su impacto ambiental.