
Las crisis o alertas alimentarias, además de poder generar un problema de salud pública, suponen una importante preocupación para las empresas y sectores implicados, cuya imagen puede quedar seriamente dañada. Por ello es esencial trabajar con planteamientos anticipatorios en la prevención e identificación temprana de riesgos emergentes en la cadena alimentaria. Este ha sido el tema central de la jornada organizada por ainia centro tecnológico en el Ministerio de Sanidad, bajo el título “Riesgos emergentes en la industria alimentaria: cómo anticiparse y controlarlos”.
Durante el encuentro se expusieron procesos de identificación proactiva de riesgos emergentes de seguridad alimentaria, ya sean de origen químico, microorganismos patógenos o contaminantes en materiales en contacto con alimentos, como el Bisfenol A, ftalatos, AAPs o MOSH, junto con las amenazas relacionadas con fraudes, bioterrorismo, o la presencia de edulcorantes en agua potable. Tal como expuso Vicente Martínez, técnico del Departamento de Legislación de ainia, estos procesos engloban las siguientes etapas: identificación de fuentes relevantes de información; establecimiento de mecanismos de recuperación y filtrado automático de la información, y consolidación de redes de conocimiento para compartir la información, evaluarla de forma colaborativa y tomar decisiones. En esta dinámica, subrayó el “avance de herramientas informáticas para la monitorización de información en Web y el desarrollo de escenarios (prospectiva)”.
La prospectiva es una disciplina que integra un conjunto de metodologías orientadas a prever futuros escenarios de riesgo y determinar su probabilidad e impacto social, económico y ambiental
Entre las metodologías de prospectiva, destacó la técnica de exploración de horizontes (Horizon Scanning in food safety), que implica la monitorización de señales que puedan indicar nuevas amenazas u oportunidades potenciales. Esta técnica requiere del seguimiento sistemático de fuentes de la información y de un flujo constante de información para facilitar la elaboración de escenarios que permitirán minimizar los potenciales riesgos.
Por su parte, David Martínez, jefe del Departamento de Tecnologías de la Información y Comunicaciones de ainia, dio a conocer que, “en 2012 las autoridades españolas gestionaron 3.213 notificaciones relativas a temas de seguridad alimentaria. Solo la semana pasada el RASFF notificó 82 alertas nuevas de las que 21 correspondían a verduras y frutas”, para dar un ejemplo de la gran cantidad de información que genera Internet y de su potencial y utilidad a la hora de evaluar los riesgos emergentes contando con las Tecnologías de la Información (TIC) como una herramienta de apoyo para este tipo de metodologías de trabajo. Como ejemplo de apoyo desde las TIC a la prevención de riesgos emergentes en la industria alimentaria, en ainia centro tecnológico se ha desarrollado procesos tecnológicos como FoodAlert, una herramienta que monitoriza las bases de datos oficiales de alertas alimentarias, lo que facilita el acceso automático e instantáneo a información relativa a posibles riesgos alimentarios.
Sistemas como FoodAlert o FoodRiskScan son ejemplos de apoyo desde las TIC para canalizar y gestionar todos los inputs e informaciones alimentarias relevantes a la hora de diseñar modelos de carácter anticipatorio
La jornada también sirvió de marco para repasar la actual situación legislativa en torno a diferentes aspectos de la seguridad alimentaria. El marco legislativo para los riesgos emergentes en la UE emana de lo establecido en el Reglamento 178/2002 sobre seguridad alimentaria, en esta regulación se considera vital que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) se encargue de la identificación de los riesgos emergentes. Juan José Badiola, presidente del Consejo General de Colegios de Veterinarios de España y representante de nuestro país en la Red EREN (Emerging Risks Exchange Network) de EFSA, destacó que desde hace décadas se ha evolucionado sensiblemente en la percepción del riesgo por parte de la sociedad, “desde los 70 hasta ahora han evolucionado, así como la percepción social con los riesgos en los alimentos”.
Por su parte, Leonor Pascual, técnico del Departamento de Tecnología del Envase de ainia, explicó la legislación vigente en la UE sobre materiales en contacto con alimentos, Reglamento Marco 1935/2004/CE, y citó ejemplos de actuaciones legales, la prohibición en 2011 del uso de Bisfenol A en la fabricación de biberones y vajilla destinada a bebes y lactantes, puesto que se asocia con el riesgo de que interactúa con el sistema hormonal (disruptor endocrino) y puede afectar a la fertilidad y a la reproducción o la reciente legislación para límites de Bisfenol A en juguetes publicada el 24 de junio de 2014.
Por último, Ana Canals, vocal asesora de la Aecosan, tras insistir en que “es necesaria más coordinación en la UE en las áreas de alimentación y de salud pública”, señaló que “en los últimos años no se han declarado crisis formalmente, pero los riesgos emergentes están latentes”.