
Realizar una “mejor gestión del fondo de nevera, por ejemplo colocando más a la vista los productos más próximos a la fecha de caducidad”, ha sido uno de los consejos transmitidos por la directora de Comunicación de , la Asociación de Empresas de Gran Consumo, Aecoc, durante el acto de presentación del primer “Estudio sobre Hábitos de Aprovechamiento de Alimentación en los Españoles”, celebrado esta mañana en Madrid. Una recomendación muy pertinente si se tiene en cuenta que el 70% de los españoles afirma que desechan alimentos porque olvidan los productos en la nevera, en la despensa o en el congelador de manera que caducan, se estropean o no resultan del todo fiables para el consumidor.
Según ha explicado Xavier Cros, responsable de Estudios de Aecoc, otras de las causas apuntadas son el poco valor de los alimentos y que “no merece la pena guardarlos” (25%); no medir bien las cantidades en las comidas y cocinar más de la cuenta (15%); falta de tiempo para aprovechar los alimentos (15%) y, finalmente, falta de conocimiento sobre cómo aprovechar mejor estos productos sobrantes (9%).
De la encuesta, realizada a través de 2.000 entrevistas online, el 5% de la población afirma tirar grandes cantidades de alimentos, la mayoría (45%) considera que tira poca comida y solo el 15% dice no desperdiciar ninguno de los productos que adquiere para su consumo.
Para impulsar medidas que contribuyan a reducir el despilfarro, Aecoc prepara dos guías de buenas prácticas contra el desperdicio alimentario, una centrada en el proceso productivo y otra, en envase y embalaje
El dato objetivo es que los hogares españoles tiran a la basura actualmente 2,9 millones de toneladas de alimentos al año, y si se considera el desperdicio global, incluido el que se produce por parte de la industria y la distribución, la cifra asciende a 7,7 millones de toneladas anuales. Según la encuesta de Aecoc, 65% de los españoles considera que el desperdicio en España es superior al de la media de los países desarrollados, si bien los datos de la Comisión Europea sitúan a nuestro país en el séptimo lugar de Europa y desciende mucho más en el ranking mundial de países desarrollados. Pese a todo, las cifras siguen siendo altas y ante este importante problema, Aecoc ha querido conocer, a través de este estudio, los hábitos de aprovechamiento alimentario e impulsar buenas prácticas entre consumidores, fabricantes y empresas.
Para contribuir a la reducción del despilfarro en el ámbito industrial, David Esteller, responsable del proyecto “La alimentación no tiene desperdicio”, ha adelantado que Aecoc ha estado trabajando en la elaboración de una “Guía de buenas prácticas en el proceso productivo contra el desperdicio alimentario”, que “esperamos presentar en las próximas semanas”, y también “hemos iniciado los trabajos para elaborar una ‘Guía de envases y embalajes contra el desperdicio alimentario”.
Los hogares unipersonales son los que más desperdician
La adaptación de los envases, mediante el desarrollo de formatos más pequeños y dosis fraccionables, ha sido otro de los aspectos mencionados en la lucha contra el despilfarro de comida, ya que “el estudio muestra que son los hogares unipersonales los que más alimentos desperdician, al contrario de aquellos formados por una pareja con hijos, que son los que menos desechan”, ha subrayado Xavier Cros. Además, los hogares en los que la persona responsable de las compras trabaja fuera del hogar presentan pautas de desperdicio más elevadas, muy alejados de los encabezados por parados y pensionistas.
Por categorías, las frutas y vegetales (el 78% de los españoles afirman desperdiciar estos productos), el pan (59%) y las comidas preparadas (42%) encabezan la lista de los alimentos que más se desechan en el hogar, tras los que se sitúan las carnes, lácteos y pescados. En contraste, los alimentos que menos veces acaban en la basura son bebidas como zumos, refrescos y vino (26%), huevos (28%) y snacks salados, como patatas y aceitunas (28%).
Otro de los aspectos sobre los que llama la atención el estudio Aecoc es sobre la confusión del consumidor ante el etiquetado, en el que “no siempre sabe interpretar correctamente la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente”: solo el 71% cree que una vez pasada la fecha de caducidad ya no es seguro consumir el producto y el 17% afirma consumirlo de todos modos. Por su parte, el 9% cree que una vez pasada la fecha de consumo preferente ya no es seguro consumir el producto y el 5% decide desecharlo.
En base a las respuestas recibidas de los encuestados, el estudio elaborado por Aecoc define cinco perfiles tipo de consumidor por su comportamiento frente al desperdicio alimentario: los “reaprovechadores”, el 32% de la muestra, que se distinguen por intentar sacar el mayor provecho a los alimentos; los “foodwate generators” (21%), un grupo consciente de que tira demasiada comida y que se deja influenciar por las promociones en el punto de venta; los “busca caprichos” (16%), poco planificadores y muy influenciables ante las promociones, novedades y descuentos; los “eco-friendly” (16%), preocupados por el consumo de productos locales, y los “price-driven”, para quienes el precio es un factor decisivo de compra.