
Como antecedente, hay que recordar que el dióxido de titanio está autorizado en cumplimiento con el Reglamento (CE) 1333/2008, para su uso como aditivo alimentario (colorante alimentario). Su reevaluación fue completada por la EFSA en junio de 2016, publicándose una opinión científica del Panel ANS de la EFSA en septiembre de 2016. La conclusión fue que “el dióxido de titanio utilizado como aditivo alimentario (E171) no genera preocupación con respecto a la genotoxicidad, no es carcinogénico después de la administración oral y la exposición a los niveles de uso/analíticos informados no sería preocupante”.
El E171 es un activo que está presente en una amplia gama de productos entre los que se encuentran las golosinas, chicles o algunas salsas como la mayonesa
Sin embargo, en abril de 2017, ANSES (Agencia francesa de Seguridad Sanitaria de la Alimentación, el Medio Ambiente y el Trabajo) publicó una opinión sobre la exposición dietética a las nanopartículas de dióxido de titanio. En particular el estudio de Bettini. et al. (2017), que investigó la posibilidad de que el dióxido de titanio cruce la barrera intestinal y se distribuya a otros órganos, sus posibles efectos en los parámetros inmunológicos y su potencial genotóxico y carcinogénico (iniciador, promotor).
Así, en marzo de 2018, la Comisión Europea solicitó a la EFSA que evaluara cuatro nuevos estudios que describieran un posible efecto adverso para la salud del E171. Este dictamen, completado en junio de 2018, concluyó que el resultado de los cuatro estudios no merecía reabrir la opinión ya existente de la EFSA relacionada con la seguridad de este aditivo alimentario.
Nuevos datos sobre el aditivo
Un grupo de expertos de ANSES ha realizado una revisión de 25 nuevas publicaciones sobre la toxicidad oral del dióxido de titanio que cubre el periodo desde la opinión emitida por el organismo francés en 2017. Si bien, los nuevos hallazgos no se encontraron “lo suficientemente sólidos” como para descartar los datos de 2017, cuestiona la relevancia de los estudios para la evaluación de la carcinogenicidad del aditivo alimentario y reiteran la revisión de nuevos datos toxicológicos para investigar el potencial de promoción tumoral del E171 en el colon. Estas recomendaciones incluyen estudios con una mayor duración de la exposición, que deben integrar varios biomarcadores.
En paralelo, en agosto de 2018, la Comisión Europea solicitó a la EFSA evaluar los nuevos datos proporcionados por los operadores de empresas alimentarias interesadas en respuesta a la solicitud de datos publicada como seguimiento de la reevaluación del dióxido de titanio (E171) y abordar las incertidumbres identificadas con respecto a la caracterización del aditivo alimentario, incluidas su tamaño de partícula. El Panel sobre Aditivos Alimentarios y Saborizantes de Alimentos (FAF, por sus siglas en inglés) recogió este mandato y actualmente espera finalizar su opinión científica en los próximos meses.
¿Perjuicio al medio marino?
Por otra parte, Tecnifood ha consultado su opinión a la Asociación de Fabricantes y Comercializadores de Aditivos y Complementos Alimentarios (AFCA) su opinión al respecto. Su presidente, Andrés Gavilán, señala que “la presencia de nanopartículas de este colorante está produciendo graves alteraciones en algunos tipos de materiales. Y no sólo eso, según ha podido saber el propio Gavilán, "también está perjudicando al medio marino, produciendo efectos negativos a ciertas especies marinas en los mares y océanos, a través de las cremas solares que utilizan los bañistas, que contienen hasta un 15% de dióxido de titanio”.
Concluye, además que “los investigadores han encontrado que en el agua, las nanopartículas tienden a perder su capa protectora bajo la influencia de la luz UV o la composición del agua de mar, lo que expone el TiO2 más tóxico al ambiente acuático”.