
Los niños y adolescentes de nuestro país que siguen un patrón de vida saludable llevan una alimentación más cercana a la dieta mediterránea, sin embargo, estos grupos de edad son los que más lípidos consumen. Esta es una de las conclusiones del estudio Anibes (Antropometría, Ingesta y Balance Energético en España), realizado por la Fundación Española de la Nutrición (FEN) y que se ha publicado recientemente, que también destaca que la ingesta de ácidos grasos monoinsaturados es ligeramente superior en los adultos mayores y menor entre niños y adolescentes, un comportamiento que muestra una vez más que existe una mejor adherencia a un patrón de alimentación mediterráneo entre los adultos y las personas mayores que entre los más jóvenes.
Dicha investigación, realizada a una muestra de más de 2.000 individuos, incluidos niños y adolescentes de entre 9 y 17 años, identifica cuatro patrones distintos de alimentación, destacando el más cercano a la dieta mediterránea por ser el más saludable.
Entre sus diferentes focos de investigación, el estudio científico Anibes hace una observación general de la ingesta de lípidos en la población española, estableciendo una cifra media de 78,1 ± 26,1 g/día por cada individuo. “Siendo la principal fuente de este macronutriente el grupo compuesto por aceites y grasas (32,19%), seguido por el de las carnes y derivados (22,52%) y por el de la leche y productos lácteos (13,48%)”, tal como afirma Gregorio Varela-Moreiras, presidente de la Fundación Española de la Nutrición.
La ingesta media de la población española de ácidos grasos poliinsaturados, entre los que se encuentran los omega 3 y 6 suponen el 6,6% del total de calorías ingeridas, lo que nos sitúa dentro de las recomendaciones de la OMS y la FAO
Las carnes y derivados conforman el grupo de alimentos que más contribuye en la ingesta de ácidos grasos saturados, seguido por la leche y los productos lácteos y por los aceites y grasas, siendo estos tres grupos de alimentos, también, “los de mayor contribución de ácidos grasos monoinsaturados, aunque en diferente orden: en primer lugar estaría el de aceites y grasas, seguido por el de las carnes y derivados y por el de la leche y productos lácteos”, explica el profesor Varela-Moreiras. Por último, "el grupo de aceites y grasas, el de carnes y derivados, y el de cereales y derivados son, en este orden, los tres grupos de alimentos con una mayor contribución de ácidos grasos poliinsaturados”.
La ingesta diaria de lípidos debe suponer entre el 20% y el 35% de la ingesta total de energía según recomiendan las principales autoridades sanitarias internacionales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que a su vez indican que de esta horquilla, los ácidos grasos saturados deben aportar, como máximo el 10% de la ingesta diaria total de calorías.
En concreto, las recomendaciones la OMS y la FAO respecto a la ingesta de ácidos grasos monoinsaturados se sitúan entre el 16% y el 19% del total de calorías diarias. “La ingesta de este macronutriente fue ligeramente superior en los adultos mayores y menor entre niños y adolescentes”, afirma Varela-Moreiras, lo que indica “que existe una mejor adherencia a un patrón de alimentación mediterráneo entre los adultos y las personas mayores”.
En cuanto a los ácidos grasos poliinsaturados, entre los que se encuentran el omega 3 y el omega 6, han supuesto el 6,6% de la ingesta total de energía, sin diferencias destacables en los diferentes grupos de edad, porcentaje que se encuentra dentro de las recomendaciones de estas organizaciones internacionales que indican que "este macronutriente debe contribuir a entre el 6 y el 10% de la energía total diaria”, concluye el presidente de la FEN.