
Uno de los retos a los que han de enfrentarse las industrias alimentarias de productos secos es el de evitar la infestación por plagas de insectos, que puede provocarse cuando estos artículos se envasan con materiales microperforados para dejar escapar el aire contenido en el envase, evitando así las técnicas al vacío que retrasarían la velocidad de producción. Como contrapartida, el alimento se vuelve más susceptible a la infestación, puesto que las perforaciones facilitan una vía de entrada al interior del envase.
Para trabajar en el desarrollo de un envase que evite las plagas de insectos y el enranciamiento de los productos secos, el Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística (Itene) interviene en el proyecto Optidry, financiado por el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (Ivace) a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder).
El objetivo del proyecto Optidry es el desarrollo de materiales de envase con sistemas activos de doble acción. Por un lado, los envases incorporarán agentes repelentes de plagas de insectos que eviten la infestación de productos alimenticios como pastas y arroz, lo que permitirá alargar su vida útil, mejorar su calidad y garantizar su seguridad alimentaria.
Otra de las principales problemáticas de la industria que trabaja con productos secos, en concreto con aquellos que presentan un elevado contenido graso como son los frutos secos, es la merma de calidad debido al enranciamiento. Esta degradación se produce como consecuencia de reacciones de oxidación que tienen lugar en las grasas y que conllevan alteraciones sensoriales de sabor, aroma y color en el alimento, así como pérdidas nutricionales. Esta problemática constituye el segundo objetivo de acción del proyecto Optidry, que busca también envases que integrarán absorbentes de oxígeno para evitar el enranciamiento en alimentos secos que pueden sufrir procesos de degradación debido a la presencia de oxígeno.
Alternativa a las opciones actuales
Mediante esta investigación, Itene busca nuevas soluciones distintas a las actuales, entre las que figuran métodos para mejorar la vida útil de los productos alimenticios como es la adición directa de conservantes, una opción cada vez más rechazada por el consumidor. Otra técnica de mejora de la conservación de alimentos es el envasado en atmósfera modificada (MAP), pero su principal inconveniente es que la atmósfera protectora sólo puede ejercer su acción antes de la apertura del envase, de modo que una vez abierto, la atmósfera modificada se diluye y, al incorporarse los gases presentes en el ambiente, el alimento se degrada a mayor velocidad.