
Con la aprobación del Reglamento (UE) nº 1169/2011 del Parlamento Europeo y del Consejo de 25 de octubre de 2011 sobre la información alimentaria facilitada al consumidores se pretendía alcanzar un alto nivel de protección de la salud del consumidor y garantizar su derecho a la información, mediante la introducción de un etiquetado obligatorio sobre información nutricional para la mayoría de los alimentos transformados.
Tras ser aprobada esta normativa, Reino Unido fue el primer Estado miembro en proponer una iniciativa nacional de información nutricional, a través de un modelo que establece un sistema híbrido en el que se combinan las GDA/CDO (cantidad diaria orientativa) con códigos de colores (rojo, amarillo y verde) en función del contenido alto, medio o bajo en grasas, grasas saturadas, sal y azúcares por cada 100 g.
Según informan desde la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), desde que surgió, “esta iniciativa ha preocupado a la industria europea de alimentación y bebidas por carecer de base científica y porque no hace sino poner barreras y obstáculos al comercio comunitario”.
FIAB defiende la base científica como un elemento clave para cualquier medida en relación a la alimentación y la salud, así como que no se abran brechas en la legislación comunitaria
Ya durante su Presidencia de la Unión Europea en 2010, España solicitó sin éxito que todas las propuestas nacionales pasasen previamente por la Comisión Europea para su valoración y validación. En las últimas semanas, Reino Unido ha recibido sucesivos reveses en su iniciativa. En concreto, en el Consejo de Empleo, Política Social, Sanidad y Consumidores del 9-10 de diciembre de 2013, diez Estados miembro cuestionaron su eficacia. El último ha sido este requerimiento a la Comisión para que elabore un informe sobre la validez jurídica del modelo británico.
“La delegación española ha sido la artífice de este posicionamiento firme de apoyo a la italiana por entender que este esquema nacional puede dañar gravemente las ventas e imagen de nuestros productos en Reino Unido”, señalan fuentes de FIAB, entidad que entiende que “el modelo de información al consumidor en Europa tiene que ser objetivo, veraz, transparente, científicamente respaldado, fácilmente comprensible por el consumidor y armonizado entre los Estados miembro”. Del mismo modo, apuesta “por el modelo GDA/CDO, al contar con el respaldo de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria y contextualizar el alimento en el marco de una dieta global”.