
NutriScore es un etiquetado frontal de perfil nutricional global (propuesto por Francia), por el cual el consumidor puede controlar la cantidad de calorías, azúcares, sodio y grasa saturada que contiene ese producto. Se trata de un algoritmo que atribuye puntos positivos y negativos en relación con la cantidad de los constituyentes y pretende hacer un perfil nutricional global de los productos y lo muestra en un gráfico de cinco colores (del verde al rojo) y cinco letras (de la A a la E). Este formato de evaluación global de producto, que ya se usa en Francia y Bélgica, está previsto para ser implantado de forma obligatoria en España, Alemania, Países Bajos y Luxemburgo.
Ascensión Marcos, ex-presidenta y actual vocal de la junta directiva de Fesnad y Antoni García, consultor en regulación alimentaria han evaluado si NutriScore, presentado por el gobierno francés y que se quiere imponer en España, puede contribuir a mejorar la calidad de la compra de alimentos en nuestra población o sin embargo, generar problemas y cómo habría que adecuar la legislación actual. Gracias al etiquetado frontal se ayuda a los consumidores a realizar una compra saludable que lleve consigo una dieta adecuada para así evitar numerosas enfermedades no transmisibles que cada vez son más frecuentes en la sociedad, como la obesidad o la diabetes.
Etiquetas claras, compras más saludables
Existen reclamaciones nutricionales o de propiedades saludables que son engañosas, por ello se llevó a cabo la creación del reglamento (CE) 1924/2006 para regular la información nutricional facilitada al consumidor. Algunas de las condiciones que se dan en este reglamento y que han de mostrarse en el etiquetado son:
- Las cantidades de grasas saturadas/transaturadas, azúcares y sodio.
- Función/ importancia del alimento y su contribución a la dieta.
- Composición global del alimento y en nutrientes saludables.
Se busca así, que el consumidor a partir de los perfiles nutricionales elija mejor los productos saludables y confíe más en las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables e impedir un mensaje de salud en alimentos con alto contenido en grasas saturadas, azúcares y/o sodio.
"Es urgente retomar el tema de los perfiles, frenado en 2009, para fijarlos y modificar la legislación, de forma que no se puedan seguir haciendo declaraciones nutricionales y de propiedades saludables de alimentos con un perfil nutricional desfavorable", explica Antoni García. Asimismo, en cuanto a NutriScore añade: "se debe estudiar cómo solucionar su desencaje respecto a la legislación europea e introducir mejoras sobre sus elementos de cálculo". Este algoritmo no distingue de grasas 'buenas o malas', con lo cual alimentos como el aceite de oliva estarían excluidos. Y las "almendras con sal y sin sal tendrían el mismo etiquetado", según Ascensión Marcos, "algo que no cuadra".
NutriScore, la 'revolución incompleta' del etiquetado
Por ello Antoni García resalta algunas de las posibles modificaciones que se han de hacer en NutriScore:
- Por 100 kcal en lugar de cada 100g o cada 100 ml, coo base de cálculo.
- Puntuar negativamente la energía total que proviene de grasas saturadas y azúcares.
- No puntuar positivamente la proteínas y % de frutas, verduras, legumbres, frutos secos y aceites. Es decir, tener en cuenta el total de todo el producto, porque lleve eso no tiene que ser saludable.
Del mismo modo, Ascensión Marcos recalca que el etiquetado frontal debe "ser comprensible y práctico al consumidor" y que "el algoritmo de NutriScore no es claro y que está calculado a partir de energía y de algunos nutrientes por 100 g o por 100ml y del porcentaje de presencia de ciertos alimentos, sin considerar la porción ni la frecuencia". Además añade que "no se adapta a la Dieta Mediterránea" y "evalúa los alimentos y bebidas con criterios distintos y sin valorar el grado de procesamiento de los alimentos ni diferenciar la calidad y procedencia de la proteína de los diferentes alimentos".
Otras informaciones en la edición de Tecnifood núm. 134 (marzo/abril 2021)