
TF.- El Covid-19 no solo ha transformado nuestras vidas, también que está perjudicado a la economía. No obstante, tanto la industria alimentaria como la nutracéutica, no parecen demasiado afectadas. ¿Tiene usted esa impresión?
No podemos responder a eso de forma concluyente. Al fin y al cabo, "la gente tiene que comer" —y los consumidores piden cada vez más nutracéuticos que proporcionan beneficios muy similares a los médicos. Technavio analizó el mercado de los nutracéuticos y el impacto de la pandemia, y concluye que el segmento va a toda marcha y creciendo. Temas más específicos como la salud inmunológica, los micronutrientes para el control de la glucemia y la salud intestinal encabezan la lista, en formato suplementos o como alimentos funcionales.
Visto así, solo puedo pensar que estas industrias no están en crisis. Ahora bien, eso no quiere decir que no nos enfrentamos a ningún desafío. Piense en cuatro palabras clave: "cadenas de suministro fiables". Es cierto que, con las fronteras y los puertos cerrados, y el confinamiento en los países del hemisferio sur coincidiendo con la época de cosecha, la industria alimentaria se ha llevado al límite. Sin embargo, aun así, y a pesar de todo, ha demostrado ser un socio fiable. Otra palabra clave es transparencia. Actualmente, los consumidores buscan cada vez más información sobre lo que comen, su origen, los ingredientes utilizados y las credenciales de sostenibilidad.
TF.- Todos esos factores ya estaban al orden del día antes de la llegada del coronavirus. ¿Qué ha cambiado?
Con las diferentes normativas que regulan el asunto de las declaraciones de propiedades saludables, los métodos de investigación científica y los estudios más exhaustivos han acabado por convertirse en una parte importante del proceso de fabricación de alimentos. De hecho, se llevan a cabo ensayos y estudios médicos bajo estrictos controles para confirmar y dar validez a los efectos positivos para la salud. Es más, la ciencia y la medicina están hoy en el punto de mira de la opinión pública, con expertos en pandemias, virólogos y otros científicos, siendo el centro de particular atención. Esto significa que la ciencia que respalda las tendencias de la industria alimentaria y los suplementos dietéticos cobra, a su vez, mayor importancia. El desarrollo de productos alimentarios ha dependido durante mucho tiempo de la demanda por parte de los consumidores, de las tendencias del mercado, de los avances logrados en el procesamiento y, por supuesto, en el terreno comercial. Pero el creciente interés de los consumidores por los aspectos científicos ha acabado por desdibujar la línea entre industria alimentaria y farmacéutica.
Además, el flujo de información ha cambiado mucho. Pongamos, por ejemplo, un estudio inicial que muestra que un virus causa efectos más graves en los diabéticos o en las personas con sobrepeso. Lo más probable es que los consumidores con una mentalidad científica ya lo supieran antes del Covid-19. En cambio, hoy los resultados de los ensayos abren las portadas de los periódicos.
TF.- Hablemos de la inmunidad. ¿Qué soluciones existen en el campo de los ingredientes funcionales?
Hoy, más que nunca, los fabricantes de ingredientes están muy pendientes de la salud intestinal. Un intestino sano, por ejemplo, juega un papel decisivo en la respuesta inmunológica. Una flora intestinal alterada significa que los gérmenes potencialmente patógenos tendrán mayor facilidad para multiplicarse.
Además de los probióticos, es decir, los cultivos activos de bacterias "útiles", también las fibras alimentarias prebióticas tienen una gran demanda, con nuevos ámbitos de aplicación que van a más. Tradicionalmente, nos hemos servido de productos lácteos fermentados y de alimentos crudos ricos en fibra para alimentar el microbioma o bacteria útil. Desde hace unos años, existen en el mercado una serie de innovadoras bebidas probióticas saludables, como limonadas hechas a base de zumo de fruta fermentada o tés. Mientras tanto, los prebióticos mejoran la pasta, así como las galletas y los postres lácteos. Estos alimentos también pueden ser enriquecidos con micronutrientes como el zinc y el selenio, o con antioxidantes, a menudo procedentes de los denominados superalimentos como el açaí, la aronia o el jengibre. Son conocidos por ser efectivos contra el envejecimiento celular y los procesos inflamatorios.
TF.- ¿Son entonces los alimentos funcionales auténticas panaceas?
Sobre todo para el consumidor, para quien resulta más fácil que para los fabricantes. A las personas les gusta tomar alimentos funcionales, porque son una forma simple y práctica de completar su dieta. Pero a nadie se le escapa que estos productos deben saber bien y tener un precio razonable. Esto último, en particular, puede suponer un buen quebradero de cabeza para los productores. Por este motivo, el factor de los ingredientes naturales está siempre presente y caracteriza cada Fi y Hi Europe.
TF.- ¿A qué desafíos se enfrentan los ingredientes naturales?
Lo que proviene de la naturaleza no siempre sale igual, no está estandarizado, es decir, hay fluctuaciones en la calidad y la cantidad de los rendimientos, y eso es algo que los productores no pueden pasar por alto. En el pasado, bastaba añadir aditivos a la comida para compensar estas fluctuaciones, pero hoy en día muchos consumidores los rechazan: quieren productos de etiqueta limpia. Además, no tiene ningún sentido utilizar un ingrediente botánico, por ejemplo, que luego requiera un aditivo químico para su extracción o un emulsionante de origen no natural en su procesamiento.
TF.- ¿Cree que habrá un cambio en la cadena alimentaria?
Sin lugar a dudas. De hecho, vemos dos tendencias opuestas. Por un lado, para muchas empresas el concepto de regionalidad juega un papel cada vez más importante en cuanto al abastecimiento de materias primas. De este modo evitan las dificultades de entrega en el caso de fronteras cerradas u otros problemas logísticos. Además, elegir alimentos cuyos ingredientes proceden del país de origen de uno mismo o de Europa, es algo que toca la fibra de los consumidores: el abastecimiento regional tiene una connotación muy positiva, con características como la confianza, la sostenibilidad y el apoyo a los proveedores y agricultores locales. Por otro lado, los productores también confían en poder abastecerse de materia prima de varios lugares del mundo siempre, claro está, que sea posible. Los beneficios son una cosecha durante todo el año, a la vez que evitar problemas locales como huelgas o fenómenos atmosféricos, por ejemplo.
Aunque no podemos ceñirnos a la cadena de suministro de alimentos. Así, en los primeros meses de la pandemia, el abastecimiento estable de medicamentos fue un problema. A resultas de ello, los consumidores —si más no, los que presentaban síntomas menores— recurren cada vez más a los poderes curativos de la naturaleza. La consecuencia se traduce en un aumento de la demanda de nutracéuticos e ingredientes botánicos, algunos de los cuales se basan en conocimientos tradicionales centenarios.
TF.- ¿Cómo se relacionan conceptos como Covid-19 y sostenibilidad?
Precisamente, hacia usted referencia a la vulnerabilidad de la cadena alimentaria, y creo que ha dado en el clavo. El mundo entero ha sido testigo de lo poco que puede tardar un virus en atacar el corazón de nuestras vidas, forzando a economías enteras y a los medios de vida que dependen de ellas a caer drásticamente. Creo que es una reacción natural prestar más atención a nuestro planeta y al medioambiente.
Por suerte, la sostenibilidad ha evolucionado a lo largo de los años. Inicialmente, la cuestión era la protección del medioambiente, con por ejemplo métodos de cultivo más naturales, pero también en aquello en que cada uno pueda contribuir, desde el ahorro energético hasta la reducción del consumo de agua. Sin embargo, el tema se ha ampliado considerablemente. En nuestros días, sostenibilidad también significa actuar, gestionar, producir y vivir de forma ética y socialmente responsable. Ahora, y dada la pandemia, muchos consumidores se han vuelto aún más críticos en su consumo de alimentos, una tendencia que las empresas deben tener en cuenta en sus opciones de productos.
TF.- Este año debería ser el primer año en que Fi Europa se realiza conjuntamente con Hi Europe. Ahora que todo es diferente, ¿cómo se verá el evento?
Muy a pesar nuestro, este año hemos decidido hacer una versión virtual del Fi Europe y Hi Europe, y posponer al año que viene el evento presencial en Fráncfort (Alemania). Fi Europe y Hi Europe juntos son un auténtico show global, pero con muchos países todavía bajo restricciones, y la dificultad que entrañan los desplazamientos internacionales, no podíamos hacer otra cosa.
A pesar de todo, no queríamos dejar a nuestros socios, expositores y visitantes sin la oportunidad de experimentar virtualmente las ventajas de Fi y Hi Europe: establecer una red global, tener muchísima información a disposición y encontrar la solución adecuada para cualquier reto. Nuestro evento online Fi Europe Connect, del 23 de noviembre al 4 de diciembre, ofrecerá casi dos semanas llenas de oportunidades únicas para hacer networking, herramientas de business matchmaking, generación de contactos útiles, charlas de expertos de valioso contenido y de esas sesiones a demanda que tanto les gustan a los asistentes. Y nuestros Fi Innovation Awards y Startup Innovation Challenge también tendrán lugar virtualmente.
No quepa duda, no obstante, de que queremos volver a Fráncfort con un evento en directo y presencial del 30 de noviembre al 2 de diciembre del próximo que viene.
TF.- El escenario del evento será alguna vez el mismo que era antes del Covid, ¿o la "nueva normalidad" ha llegado para quedarse?
Ahora que la seguridad alimentaria y las cadenas de suministro estables se han convertido en un tema importante, y la demanda de los consumidores de alimentos y complementos alimenticios no deja de crecer, para los profesionales de la industria la creación de intensas redes de contactos es más importante que nunca. Con Fi Europe Connect y, hace algunas semanas, Vitafoods virtual, proporcionamos soluciones adecuadas para poder hacer negocio incluso a distancia.
Muchas personas me han comentado que echan de menos los encuentros personales en una feria, y que les gustaría volver a participar en el futuro. Por lo tanto, creo que el sector ferial continuará a pesar de la difícil situación en la que estamos. Habrá nuevas formas de eventos y tal vez, incluso ya en una época poscoronavirus, eventos híbridos con una importante oferta digital, pero con reuniones cara a cara, que seguirán siendo el punto fuerte de nuestro negocio.
Otras informaciones en la edición de Tecnifood núm. 133 (enero/febrero 2021)