
Las nuevas tecnologías están cambiando rápidamente el modo en que el consumidor realiza sus compras y ante un crecimiento imparabable del comercio online, "las empresas de alimentación van a tener que cambiar para seguir siendo competitivas, tanto online como en sus tiendas físicas y en las plantas de clasificación y procesado", explica Bjorn Thumas, director de Desarrollo Comercial de Alimentos de Tomra Food, quien ofrece un análisis de lo que depara el futuro en la distribución alimentaria y cómo la industria debe estar preparada para afrontarlo con éxito.
Los supermercados van a experimentar un cambio radical, que tendrá un efecto dominó en toda la cadena de suministro de la industria alimentaria. La importante inversión de 13.700 millones de dólares (11.700 millones de euros) que llevó a cabo el año pasado Amazon, para adquirir la cadena de supermercados Whole Foods Market es un claro ejemplo de la revolución que se está produciendo en el ámbito de la distribución. Se vive un momento de inflexión en el que cada vez más empresas tramitan pedidos online de productos de alimentación, que entregan directamente al cliente en su domicilio, y las cadenas tradicionales de supermercados físicos, al ver que esta revolución pone en peligro su poder y sus beneficios, están reforzando su división de comercio electrónico. En la próxima década, "se prevé un crecimiento del mercado global de venta online de productos de alimentación del 13,5 % anual, pasando de los 43.000 millones de euros actuales a 135.000 millones, en el año 2025", apunta Bjorn Thumas.
En paralelo, los códigos y los algoritmos informáticos permitirán que los supermercados personalicen sus ofertas mediante el uso de los datos que recopilen de los hábitos y preferencias de compra particulares de cada cliente. La demanda creada por estos estímulos online representará todo un desafío para la cadena tradicional de suministro de productos de alimentación y, tal como subraya el directivo de Tomra, "para satisfacer la demanda, las líneas de procesado tendrán que saber al detalle qué productos van a recibir y qué existencias tienen. La calidad y los estándares de seguridad alimentaria tendrán que ser por tanto más altos que nunca".
Se prevé un crecimiento del mercado global de venta online de productos de alimentación del 13,5 % anual, pasando de los 43.000 millones de euros actuales a 135.000 millones, en el año 2025
Sobre este particular, Thumas llama la atención sobre el importante papel que las redes sociales están teniendo en la reputación de los productos y las marcas: "Hasta ahora, muchos consumidores solían ignorar los defectos de un producto. En caso de hacer una reclamación, únicamente tenía constancia de ella la cadena de alimentación o el productor. Ahora, las redes sociales han cambiado por completo las reglas del juego. Una fotografía de una bolsa de lechuga que tiene en su interior algo que se parece a una rana puede hacerse viral y llegar rápidamente a todos los rincones del planeta, provocando un daño importante a la marca".
Clasificación óptica, una herramienta de garantía de calidad y seguridad alimentaria
Ante estos retos, tecnologías como las de los equipos de clasificación óptica y pelado de alimentos de Tomra, juegan un papel cada vez más importante a la hora de satisfacer las expectativas del consumidor y proteger el prestigio del proveedor. Los equipos de calibrado e inspección, colocados en origen -antes del envío al supermercado-, o en el almacén que sirve online, pueden asegurar que la producción cumpla con los requisitos de tamaño y madurez deseados, que no presenten golpes ni moho. Además, los equipos de clasificación en distintas fases de la cadena de suministro podrán facilitar otros indicadores sobre la calidad del producto.
Las máquinas de clasificación de Tomra facilitan información que asegura los más altos estándares de calidad y seguridad alimentaria y "se están perfeccionando para recopilar datos y para adecuarse a aplicaciones concretas, de forma que los procesadores elijan cada vez mejor el material de entrada para optimizar el proceso y obtener el producto final de la forma más eficiente", afirma Bjorn Thumas.
Las nuevas tecnologías en los supermercados, como los sensores instalados en los estantes de las tiendas, que registrarán los artículos que el cliente mete en el carro y se los podrán facturar mediante el teléfono móvil al salir de la tienda, generan unos datos online que permitirán que los supermercados puedan confiar más en sus existencias puntuales y minimicen el coste y el espacio necesarios para almacenar su mercancía. De igual modo, harán posible que los proveedores hagan un envasado y un transporte de mercancía más eficientes en cuanto al tiempo. Todo ello configurará un nuevo perfil en los establecimientos que podrán reducir el tamaño de sus tiendas o conservar el tamaño, pero cambiando su concepto para convertirse en lugares donde poder realizar tanto compras físicas como online. "Dado que las tiendas necesitan ofrecer a sus clientes una experiencia multicanal integral, tendrán que conectar los mundos físico y digital permitiendo que los consumidores puedan ver las marcas y productos disponibles por internet y acceder, mediante pantallas interactivas, a la oferta online de la tienda", señala el directivo de Tomra Food, invitando a la industria a estar preparada para este cambio de paradigma que exige un mayor control de la calidad del producto a lo largo de toda la cadena.